Las discrepancias entre el alto mando español y la Legión Británica fueron constantes a lo largo del periodo de actuación de los británicos en tierras españolas. A pesar de estas diferencias, su actuación tanto de forma autónoma como dentro de las operaciones del ejército del norte resultaría fundamental. Su papel fue destacado en las diferentes operaciones que buscaban cercar a los carlistas en el norte tras cerrar la frontera, hecho que dejo al alto mando carlista sin otra opción más que implementar una serie de expediciones en las que la Legión Británica también tendría un papel fundamental como acosador de las tropas de la retaguardia carlista.

La guerra continuaba y la resolución final del conflicto parecía estar lejos. En mayo de 1837, tras casi 2 años al mando de la legión, Evans dejaría definitivamente España. La permanencia de las tropas británica en España, no obstante, se percibía como una necesidad para el esfuerzo de guerra del ejército liberal. Tanto el gobierno de Madrid como el primer ministro británico querían que la legión siguiera actuando en España, pero existían detractores en el Reino Unido, como el mismo rey Guillermo IV y ciertos parlamentarios que estaban en contra de que tropas británicas siguieran activas en España. Es por eso por lo que antes de la partida de Evans de España, Villiers se aseguró de que el gobierno de Madrid abonase la parte correspondiente de la paga que aún no se había hecho efectiva a la legión en los últimos meses.

Tras la marcha de Evans, se formó una nueva legión auxiliar británica, al mando del coronel O´Conell. Establecida finalmente en verano de 1837, se encontraba considerablemente diezmada en número, contando solo con 900 soldados de infantería y 200 de caballería. Además, la paga seguía sin llegar de forma regular. Lo cierto es que, al margen de los problemas de tesorería del gobierno de Madrid, la guerra en el norte había alcanzado cierto estado de impasse. En este escenario, las operaciones se redujeron y la necesidad de apoyo por parte de las tropas británicas según avanzaba el año se hacía por lo tanto cada vez menor. De hecho, a lo largo de ese año su implicación en el campo de batalla sería mínima, con  excepción del desastre que sufriría en Andóin, en donde ante una desbandada general de las tropas Cristinas, la legión sufriría severas bajas.

Al finalizar 1837, Madrid seguía sin realizar los pagos de forma regular. Aunque es cierto que las expediciones carlistas a lo largo de la Península habían puesto más presión sobre la ya deteriorada hacienda isabelina (especialmente la Expedición Zaratiegui que llegó a tomar Segovia) la falta de paga aceleró la desintegración de lo que quedaba de la Legión, que quedaría definitivamente desmantelada el 10 de diciembre de 1837.  Al final, permanecería en España una pequeña unidad denominada Brigada Auxiliar Británica o British Brigade que permanecería en España hasta el final de la guerra y que estaría formada por unos 400 hombres.

A modo de resumen, se puede afirmar que Legión Auxiliar Británica fue determinante en el desarrollo de la guerra en el norte de España durante la Primera Guerra Carlista. En especial, durante 1836 y la primera parte de 1837 la Legión formo parte fundamental de las operaciones realizadas contra el centro neurálgico del carlismo. En este escenario, sería una pieza clave de las operaciones del ejército liberal en su intento de cercar a las tropas carlistas en sus feudos de Navarra y País Vasco. Aunque en ocasiones los enfrentamientos directos se saldasen con resultados negativos, y fueran marrados por la falta de coordinación con el alto mando liberal, la presencia de la Legión sirvió como elemento disuasor de las tropas carlistas y contribuyó de forma decisiva en el hostigamiento de la retaguardia de las tropas carlistas durante la expedición Real, obligando al alto mando carlista derivar parte de sus recurso y tropas a combatir a la Legión Británica.

LECTURAS RECOMENDADAS

ALBI DE LA CUESTA, Julio (2017), El ejército carlista del Norte (1833-1839), Madrid, Desperta Ferro.

BULLÓN DE MENDOZA, Alfonso (1991), La Primera Guerra Carlista, Madrid, Actas.

DUNCAN, Francis (1877), The English in Spain: Or the Story of the War of Succession Between 1834 and 1840, Londres, J. Murray. [En línea]

EVANS, George de Lacy (1840), Memoranda of the Contest in Spain: January 1840, Londres, James Ridgway, 1840. [En línea]

SANTACARA, Carlos (2015), La primera guerra carlista vista por los británicos, 1833-1840, Madrid, Antonio Machado Libros

SANTOYO, Julio César (1972), La legión británica en Vitoria, Vitoria, Obra cultural caja rural de Vitoria.

SHUBERT, Adrian (2018), Espartero, el Pacificador, Barcelona, Galaxia Gutenberg.

TAULER CID, Benito (2021), “Aspectos militares de la participación británica en la Primera Guerra Carlista”, en Benito Tauler Cid (Coord.), Presencia británica en la milicia española, Madrid, Secretaría General Técnica, 139-186. [En línea]


0 comentarios

Deja una respuesta

Marcador de posición del avatar

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *