¿Se está convirtiendo la UE en un monstruo de la realpolitik? ¿Estamos asistiendo a los primeros pasos de una decidida apuesta por la independencia militar, energética y diplomática con presencia global como no se había visto antes?

Josep Borrell, alto representante de la Unión Europea (UE) para asuntos exteriores y política de seguridad, declaró el pasado 12 de octubre “No podemos ser herbívoros en un mudo de carnívoros” Sin duda, unas sorprendentes declaraciones de un alto cargo de la UE. Un vistazo rápido a la web de la Unión Europea señala las líneas de acción maestras para el periodo 2019-2024. Podemos ver los objetivos habituales en este tipo de documentos: protección de la ciudadanía, desarrollo económico, políticas verdes, digitalización, etc. Uno de los 6 puntos de la comunicación, sin embargo, señala la necesidad de una Europa más fuerte en el mundo, subrayando la necesidad de “Reforzar el peso de la UE en la escena mundial mejorando su posición como defensora de un comercio sólido, abierto y justo, del multilateralismo y del orden mundial basado en normas”

Un primer ejemplo es la respuesta coordinada a la crisis del Covid-19. Una situación sin precedentes modernos que provocó lo que probablemente ha sido la primera vez que hemos podido ver una respuesta coordinada total a la crisis médica. Aunque inicialmente algunos países buscaron una respuesta más individualizada, finalmente la mayoría de los países miembros optaron por la supresión del virus en lugar de la política de mitigación que llegaron a proponer Suecia o Reino Unido.

Junto a esto coordinación regulatoria, la rápida compra de vacunas junto con la financiación por adelantado 2700 millones del denominado Emergency Support Instrument y la creación de un sistema del reparto de las dosis centralizado desde Bruselas han dado muestra del deseo de los países miembros de trabajar de forma coordinada.

Y es que el fracaso de la estrategia de control y vacunación de otras grandes potencias como Rusia o China ha confirmado el acierto de esta política común y fomentado la sensación de que el camino para Europa es una mayor integración y colaboración en asuntos globales.

Por otro lado, tras la invasión de Ucrania, la UE ha implementado una serie de medidas orientadas a castigar a Rusia por su agresión y a la ayuda de Ucrania. Hasta la fecha un total de 8 paquetes de sanciones económicas contra Rusia han sido anunciados desde Bruselas. Este tipo de sanciones abarca prácticamente todos los aspectos de las relaciones comerciales que se mantenían Rusia.

Bajo el paraguas del programa European Peace Facility (EPF) un total de 2500 millones de euros en distinto tipo de ayuda militar ha sido enviada a Ucrania. Curiosamente, el ataque ruso ha propiciado que uno de sus socios comerciales preferentes de un giro de 180 grados y se rearme. En Alemania. la coalición de gobierno CDU/CSU aprobó el incremento del presupuesto militar alemán en 100000 millones de euros a sumar al actual presupuesto de 53000 millones en 2022. El parlamento alemán lo ratificaría finalmente el 3 de junio. De hecho, le acaban de ser entregados a Ucrania la primera batería de defensa antiaérea alemán Iris-T SLM capaz de proteger grandes zonas urbanas.

Por último, la estrategia diversificación de gas de la Unión Europea. A pesar del marcado peso de la descarbonificacion e impulso de las energías renovables dentro del programa de la unión (el denominado paquete fit for 55 busca el aumento de uso de las renovables de un 40 a un 45% en 2030) la realidad geopolítica ha impulsado la vuelta a energías menos limpias. En el caso del gas natural, la UE consumió en 2021 alrededor de 3900000 millones metros cúbicos de gas. Habiendo descendido su consumo desde 521.000 millones en 2010. A corto plazo, teniendo en cuenta la diversificación de fuentes de energía y la decidida apuesta de la UE por las fuentes de energías limpias, es esperable que esta cantidad siga disminuyendo

Sim embargo, visto el desarrollo de la guerra en Ucrania y sus repercusiones, esta política de diversificación ha llevado a la UE a buscar y profundizar en posibles alianzas. En agosto se firmó un memorándum de entendimiento con Azerbaiyán para que suministre gas natural hasta un total de 27000 millones de metros cúbicos en 2027. Se busca también así que Azerbaiyán pueda convertirse en puerta entrada de Asia central y apuntale las relaciones con los países de la zona, especialmente en cuanto a política energética se refiere (se calcula que todas las repúblicas exsoviéticas de la zona pueden llegar a albergar más de 50 millones de billones de metros cúbicos de gas)

A tenor de lo situación internacional de la pasada década y la deriva experimentada tras la crisis del COVID, es de esperar un énfasis en este sentido y un giro en la política exterior europea y su relación con otros actores internacionales. Las acciones llevadas a cabo en los 3 últimos años parecen estar encaminadas a tener una visión más realista de las relaciones internacionales y del papel de la UE, una mayor coordinación entre los estados miembros y la búsqueda de una realpolitik que transforme a la UE en un actor internacional de peso acorde con su potencial económico.

Categorías: Poder

1 comentario

Jose · 19 de octubre de 2022 a las 20:26

Buen análisis.

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